viernes, 10 de febrero de 2012

No le dé temor, busque a Dios




Rev. Gustavo Martínez Garavito

“Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene una gran multitud… Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá.” 2 Crónicas 20:2,3.

Josafat, descendiente de David, rey de Judá, que durante su reinado enfrentó uno de los más fuertes ataques. La amenaza era la invasión de un ejército aliado y numeroso, conformado por moabitas, amonitas y edomitas. Estos eran enemigos antiguos de Israel, y querían detener la buena marcha del pueblo de Dios (2 Crónicas 20:1-13).

El rey Josafat no había provocado a esos ejércitos; todo este tiempo hubo paz en su gobierno y ahora se da una amenaza de guerra. Esto quiere decir que las dificultades buscarán siempre la ocasión de aparecer; el enemigo buscará provocarnos, atacarnos o molestarnos.

La Palabra de Dios nos enseña que podemos tener una mala noticia a pesar que todo va bien. “Pasadas estas cosas…” (v. 1), o sea, después de algunos logros, de algunas bendiciones, de cierta estabilidad, aconteció entonces que “los hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros de los amonitas, vinieron contra Josafat a la guerra. Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar, y de Siria…” (vv. 1,2).

“Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá.” (v. 3). El rey sintió temor, algo natural, pero a pesar de esta situación Josafat tuvo una gran confianza en Dios. Por más grandes que sean las dificultades, no nos podemos desubicar. Los conflictos son una oportunidad para descubrir qué hay dentro de nosotros, en quién hemos puesto nuestra confianza, a quién debemos acudir en los momentos más difíciles. Esas son oportunidades para acudir al Señor.

“Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová.” (v. 4). Llegaron de todas las ciudades de Judá; es que había una amenaza contra sus hijos, contra sus mujeres, contra sus bienes y contra sus vidas; fueron sensibles para humillarse y pedir la ayuda divina; con toda libertad llegaron para postrarse unidos a adorar, exaltar y a pedir que Dios los salve.

Amado, no se preocupe por lo que el hombre maquine contra su vida, no se preocupe de las amenazas del enemigo, acuérdese que hay un Dios y este es Todopoderoso. Dios guardará su salida y su entrada, Él será un cerco y escudo a su alrededor. Dios le dará la victoria.

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