lunes, 12 de diciembre de 2011

Padres cristianos indiferentes al mandato bíblico


Hay padres que vienen a orar en el altar y para sentirse solos dejan a los hijos allá atrás, y las hijas se meten en el baño, se van afuera a correr, se ponen a conversar en los mismos asientos y sus padres orando o cantando en el templo: “Cristo rompe las cadenas” y tienen a los hijos allá afuera amarrados con las cadenas del mundo. Pero el Señor quiere que nuestros hijos alaben su glorioso nombre.
 
Es muy tristever que actualmente los padres se preocupen exclusivamente por la educación de sus hijos, eso es bueno; siempre enseñamos que cada padre debe preocuparse que sus hijos estudien. Pero es muy triste saber que hay padres que viven preocupados para que sus hijos estudien una carrera y que tengan un gran nivel, una profesión, pero no se preocupan para que sus hijos sirvan al Señor, que conozcan la Palabra de Dios.

En estos últimos tiempos, los padres cristianos, mejor dicho los “llamados cristianos”, están muy indiferentes al mandamiento de la Biblia y los niños de 6 hasta los 14 años de edad, los hijos de los creyentes se quedan en casa. Ustedes saben que los hijos inventan todo, aparentan tener un dolor y no van al colegio ese día por algún motivo, frecuentemente es porque no hicieron los trabajos del colegio y se hacen que tiene algún dolor, y como tú no puedes ver el dolor de muela, ni el dolor de cabeza, ni el dolor de estómago, pero el niño no tiene nada.

Amados, es muy preocupante, pues son muchos los creyentes que vienen al templo y dejan a sus hijos en casa, siendo jovencitos ya, en lugar de decirle que en la tarde o en algún tiempo definido realicen sus trabajos porque el culto tiene que aprovecharlo.

¿Televisor o cloaca del mundo?
Madre que estás haciendo para que tus hijos se alimenten de la Palabra de Dios y apaguen el televisor, si le das la Palabra de Dios, te aseguro que ellos serán distintos; pero será lo contrario si en la casa hay películas y novelas, porque entonces lo estás alimentando de basura.

Déjeme decirle que el creyente que se sienta frente a un televisor a ver una novela, a ver un episodio, esa actitud ya está diciendo que su vida está muerta. Tú que estás viendo a la gente que está cometiendo adulterios, fornicaciones crímenes, cosas abominables; observando esos cuadros, ¡Tú estás podrido! ¡Vas a corromper a tus hijos y los vas a perder!

La televisión usada de esta manera es satánica, es diabólica, es demoníaca, con su música satánica; con todos sus adulterios y maniáticos de todo tipo, comiéndose las uñas y llenos de perversión sexual.

Hay cientos de pastores con una Biblia, con una credencial y están frente a una congregación y tienen muchos años de ministerio; pero muchos de ellos son hipócritas, mentirosos, que están confundiendo al pueblo y orientando mal y el que está hablando se está muriendo con una Biblia en las manos. Cuando llega esta Palabra poderosa, algunos se quejan por los demonios religiosos que tienen, estos no pueden declarar la verdad, son unos hipócritas.

Hermanos los que realmente aman al Señor, pero están descuidados, porque cualquiera se descuida, de ello nos habla la Biblia en el capítulo 25 de Mateo, donde aun las vírgenes prudentes cabecearon y se durmieron; cualquiera puede tener una cabeceadita, una dormidita; pero aquí está la voz del amado, la voz del esposo, la voz del Señor, la voz del Espíritu Santo que te amonesta; a partir de ahora comienza a velar por tus hijos, comienza de rodillas velando por ti misma, por ti mismo.

¡Círculos de estudios ¡un peligro!
El hijo suyo se pasa la semana entera durante la mañana y a veces en la tarde en el colegio, con niños y niñas, jovencitos y jovencitas, que aparte del estudio lo que hacen es hablarle de temas inmorales y pecaminosos que no son nada espirituales, y que no es precisamente la gramática ni el español, ni tampoco es geografía, ni historia; entonces su hijo está la mayor parte afuera de casa y luego está en otra reunión con otros niños para “estudiar” porque hay que hacer círculos de estudios, pero más de la mitad de la reunión del círculo de estudio lo pasan hablando de noviecito o de la noviecita.

Hoy el sistema moderno, el sistema de Satanás, es que usted deje ir a sus hijos a una casa, para hacer el trabajo grupal con el “círculo de estudio”, yo sé que hay buenos muchachos, también sé que hay creyentes que tiene buenos hijos; pero el mejor hijo que hay, en un ambiente donde hay personas que no tienen el temor de Dios, “sus hijos peligran” y hay que estar bien firmes, hermano. Por eso tiene que dar tiempo para que sus hijos reciban la Palabra de Dios, se alimenten del pan espiritual. Usted tiene que propiciar el momento para que sus hijos doblen las rodillas en el culto familiar, en el hogar y también en el templo, para que sus hijos no se pierdan, para que no se corrompan, para que estén firmes en Cristo.

Hay padres que vienen a orar en el altar y para sentirse solos dejan a los hijos allá atrás, y las hijas se meten en el baño, se van afuera a correr, se ponen a conversar en los mismos asientos y a veces se van hasta afuera en la calle, y sus padres orando o cantando en el templo: “Cristo rompe las cadenas” y tienen a los hijos allá afuera amarrados con las cadenas del mundo. Pero el Señor quiere que nuestros hijos alaben su glorioso nombre.

¿Cómo motivar a nuestros hijos?
El Señor Todopoderoso quiere que todos los niños le alaben. Tenemos que motivarlos a la adoración y a la alabanza. ¿Saben ustedes que es maravillosos ver a los niños alabar a Dios?

Ustedes saben que cuando un niño comienza a buscar a Dios llega hasta sentir el deseo de ayunar, pero hay algunos padres que no quieren que los niños ayunen. Si el niño tiene entendimiento y quiere ayunar, déjelo que ayune aunque sea medio ayuno o hasta las dos de la tarde para que este orando y leyendo la Biblia. Pero hay padres que dicen: ¡No, no, son muy pequeños todavía!

Hay hijos de creyentes “que nunca ayunan” y tienen 8, 10, o 12 años y se ve que están oprimidos por el demonio, el demonio está sobre ellos y los sacude de un lugar a otro, con una maldad tremenda, ¿por qué? porque no oran. Y eso es culpa de los padres, cada padre tiene que incentivar a sus hijos con amor, con sabiduría y con ejemplo; nunca lo haga de manera errada como lo hacen algunos con una correa y le dicen al niño ¡arrodíllate! Y le ponen hasta granitos de maíz o granitos de arena para que se arrodillen. ¡Escuche bien esto no es de un cristiano!, ¡nunca haga eso!, al niño se le mueve conversando hablándole de la Palabra de Dios, nunca le diga a su hijo: “ahora por hacer lo que has hecho vas estar de rodillas tres horas”, “te vas a leer cuarenta capítulos de la Biblia” ¡Nunca haga eso, a Dios no le agrada!

La oración no debe ser un castigo, por el contrario motívelo, busque pasajes de la Biblia que le llamen la atención. Háblele de las manifestaciones del poder de Dios (Génesis 1, Éxodo 14:19-22, 1 Reyes 18:36-39), muéstreles los pasajes bíblicos donde ellos puedan conocer a Dios, (Isaías 63:16, Juan 14:15, 1 Juan 4:14, Mateo 23:8, etc.), que Dios es grande y que Él quiere usarlos poderosamente a ellos también, que ellos puedan ser vidas llenas del poder de Dios, muéstreles a sus hijos lo que Dios ha hecho con niños en la Biblia, muéstrele lo que Dios hizo con otras personas e incentívelos a ellos; dígales a sus hijos: “Dios puede usarte a ti hijo, si tú lo buscas, si tú le adoras, si tú entras en un clamor”, “hijito el Señor te puede llamar”, “el Señor se puede mostrar en tu vida”.

El corazón tan dispuesto del niño lo cree, lo acepta y Dios se agrada de la fe del niño, entonces Dios viene y se manifiesta al niño y se le puede aparecer un ángel, el Señor le habla al pequeño, ¡Gloria a Dios!

Samuel y el clamor de su madre
Dios llamo al niño Samuel y aunque él no conocía y nunca había oído la voz de Dios, la voz de Dios la pudo conocer, ¡quién como Samuel!, un niño lejos de su padre y de su madre. Se hallaba en un templo del sacerdote Elí, este era un impío y sus hijos también. ¿Qué estoy diciendo, me estoy equivocando?, ¿estoy levantando calumnia? No, eso no es extraño, hay muchos actualmente, que se hacen pastores y son impíos (1 Samuel 2:12, 22; 3:12-13). En estos tiempos muchos tienen congregaciones grandes, pero son impíos y tienen sus hijos que son impíos, claro que no todos son así, pero en muchas de las Iglesias sucede esto. Por cuando hay una madre que ora, una madre que instruye, una madre que pone en el conocimiento del niño la Palabra de Dios y le dice: “Dios te puede usar hijito”, “Dios me ha dado a ti para que tú seas un hombre para Dios o una mujer para Dios”, así hizo Ana (madre del profeta Samuel) y Dios se glorificó (1 Samuel 1:10,16).

Y cuando el niño Samuel vino para el templo, el venía saturado de todo lo que su mamá le había enseñado a pesar que los hijos del sacerdote daban mal ejemplo y hacían cosas horribles (1 Samuel 2:22).

Para que vean lo que llegó a ser Samuel, léase el libro de 1 de Samuel capítulos 1, 2, 3, 4; un niño que fue traído al templo, y allí alababa y adoraba a Dios; mientras que los hijos de Elí, el debilitado sacerdote y sus hijos con cargos sacerdotales, se corrompieron y dieron malos testimonios. En el caso de Samuel, él se propuso ser fiel a Dios, esto radica en la base que le dio su mamá.

Los padres tienen que orar por sus hijos, los padres tienen que clamar por sus hijos, los padres tienen que respaldar y presentar a sus hijos con lágrimas; pero lo sorprendente es que hay muchos padres que no lo hacen, no lo están haciendo; ni oran por ellos, ni respaldan a su hijos, ni los alimentan de la Palabra a sus hijos. Peor aún, dejan a sus hijos a voluntad del diablo y del demonio. ¡Poder en el nombre de Jesús!

La PRESERVACIÓN divina del niño Moisés
Háblele a su hijo de las cosas que Dios ha hecho a través de la historia. Reitero la importancia de hablarles a los niños y decirles lo que Dios puede hacer con ellos, cómo Dios puede usarlos, ¿saben ustedes que esto fue lo que hizo la madre de Moisés? Ella, su madre, lo estuvo criando por un corto tiempo (desde que la hija de Faraón lo encontró) y durante ese tiempo que lo tuvo; lo preparó, le enseñó y le dijo quién era él. Dios le había guardado porque tenía un plan precioso. Su madre lo supo inculcar desde niño. ¡Bendito sea el Señor! ¡Aleluya!.

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